martes, 19 de mayo de 2009

martes, 12 de mayo de 2009

"No se puede vivir más así"


Más que una idea o una opinión, esta frase representa una necesidad. Un reclamo desesperado que se torna unánime entre las voces de los vecinos del Barrio Cooperarios, en la zona oeste del Municipio de Quilmes, quienes respondieron a la convocatoria realizada “puerta a puerta” por el Movimiento Social Cristiano (MOSOCRI) y se reunieron el último miércoles de abril en las intersecciones de las avenidas Calchaquí y Laprida, para reclamar por mayor seguridad.
A diferencia de lo que ordena la lógica, esta desesperante sensación de terror e inseguridad que los invade a diario y los obliga a retraerse en sus hogares no los frena, sino que por el contrario los induce a unirse en un solo reclamo, el cual obviamente puede hacerse oír si los encuentra unidos.
El MOSOCRI, conducido por Pablo Lenz, quien al igual que la mayoría del resto de los integrantes del movimiento reside en la zona, fue el mentor de esta convocatoria en el barrio. El reclamo mediante el cual se solicita la sanción de una Ley de Alerta Social ya había tenido lugar en dicha esquina en las dos semanas anteriores y que este pasado miércoles tuvo su última edición. La misma contó con gran aceptación entre los vecinos de la zona y sólo tenía como objetivo reclamar por un derecho constitucional, sin ninguna “bajada de línea” política.
Si bien es cierto que el nivel de convocatoria disminuyó en esta última cita respecto a sus antecesoras, vale la pena destacarlas ya que aquellos que decidieron no concurrir deben haber tenido sus motivos. Al buscar respuestas en el inexacto terreno de las presunciones, se puede considerar que el horario pactado para el comienzo de la manifestación (19:30) puede haber influido ya que era una jornada laboral. Por otra parte, no se debe descartar que la notoria falta de confianza que tiene la gente hacia las instituciones, sensación que da como resultado la resignación que hoy reina en la mayoría de los ciudadanos y que tal vez los inhibe a protestar.
Pablo Lenz, por su pare, también apuntó a ciertas autoridades del Municipio al decir que se trataba de una “jugada” de aquellos a quienes no le convenía un reclamo de esta índole ya que atentaba contra sus intereses políticos, así como también denunció ante todos los allí presentes que durante todo el día había tenido problemas de comunicación en su teléfono personal, por lo que no descarta una especie de bloqueo en ese terreno. “Por suerte nosotros ya no pertenecemos más a este Gobierno”, sintetizó el líder del MOSOCRI, al hacer referencia a la gestión del intendente local Francisco Gutiérrez, proceso del cual se desvinculó totalmente al renunciar a su cargo municipal como director del Departamento de Emergencia Social y al alejar a su Movimiento del espacio político que hoy conduce Quilmes.
El hecho de que más de cincuenta personas hayan optado por salir a la calle en este último encuentro a reclamar por un derecho constitucional y esencial para la vida como es la seguridad es más que elogiable y mantiene viva la esperanza de aquellos que aún tienen la intención de cambiar las cosas y la certeza de saber que son ellos los que deben impulsar este cambio.
Héctor, vecino del barrio desde hace más de 20 años, se lamenta al reconocer que hoy por hoy hay asesinos en la calle, no ladrones. Además, señala a la droga como la principal culpable de este “desastre” que le toca sufrir al barrio.
Las opiniones se multiplican entre los presentes, pero la voz parece ser una sola. Cada residente de la zona tiene un discurso bastante parecido al de su par y queda evidenciado en sus rostros que la necesidad de expresarse los supera. Es imperiosa la necesidad de desahogarse, de exhalar con un grito toda esa angustia que les oprime el pecho a diario y que de a poco los desgasta. Esta realidad saca a relucir lo peor de cada uno a la hora de opinar acerca de “¿Qué se debe hacer con aquél que roba, viola o mata?”. Pero eso no los rebaja como seres humanos, sino que por el contrario los humaniza aún más. Es entendible que la acumulación de tanta impotencia y desesperación los transforme y los haga pensar en “exterminar” a cualquier precio con esa “plaga” que les prohíbe vivir en paz.

Sergio López.